lunes, julio 02, 2007

Día ajetreado

Esta mañana me levanté tarde, algo inusual en mí, de hecho me sentí algo preocupado, pero fue momentáneo, ya que de inmediato me acoplé a este inicio de semana. Me bañé, desayuné abundantemente y con esa satisfacción salí a la calle. Mi agenda estaba espantosamente saturada y aparte el retraso hacía que el día luciera ajetreado. Aun así puse mi mejor cara y salí a enfrentar el día, pero necesitaba algo de energía extra, así que me detuve enmedio del camino a comprar un café expreso, que estaba particularmente cargado, mis ojos se abrieron de más y mi cerebro empezó hasta a alucinar. Saliendo de la cafetería estaba un niño vendiendo periódicos y casi me rogó que le comprará que le había ido mal ese día, total que se lo compré aún sabiendo que no tendría tiempo de leerlo, caminé a mi carro y el sol empezaba a quemar como solo sabe hacerlo aquí en Hermosillo. A pocos metros de llegar al estacionamiento donde estaba mi auto, llegó un amigo que me saludó efusivamente, la verdad, no tenía la más remota idea de quien era, así como llegó se fue, no sin antes platicarme sobre su familia, su casa, algunas anécdotas de la escuela (no dijo cual) y dándome su tarjeta se fue inmensamente feliz de haberme saludado. Juro que aun veo su nombre y no me dice nada, creo que me confundió con alguien más. Lo importante es que se fue que le alegré el día (eso lo dijo él).


Esos quince minutos de plática con ese desconocido feliz, me hicieron reaccionar sobre la urgencia de sacar mis pendientes, busqué infructuosamente mi celular y no lo encontré, ya casi llegaba a mi primer compromiso, pero sin celular como avisaba que iba y ya saben que sin ese aparato no funcionamos igual, lo digo por los que nos hemos hecho adictos a la telefonía móvil. Bien, me devolví a mi departamento y ahí estaba en mi escritorio, eso sí, con la batería cargada al 100%. Lo tomé y me senté frente a mi computadora a ver los recados en el messenger, eran como 17, algunos los ignoré, pero estaba uno en particular que llamó poderosamente mi atención, era alguien desconocido que no recordaba haberle dado mi mail. Lo que me atrajo fue la familiaridad con la que me saludaba, era una mujer, su foto era algo abstracta, solo podía ver un perfil, con algún tipo de filtro sobre la imagen que la distorsionaba.


-Hola, salude...


La respuesta tardo como dos minutos, casi emprendía de nuevo mi día cuando me contesta.


-Hola amor


-Disculpa, quien eres? le pregunté.


-Soy yo, simple, ahora no me recuerdas, mmm que mal andas eh! Albertito...


Cielos pensé, es alguien que conozco definitivamente, pero mis pendientes solicitaban de manera urgente mi presencia.


-Pues ya ves como soy de distraido y tu mail no me da ninguna pista, me encantaría develar el misterio pero tengo algo de prisa esta mañana.


Ella no tardó nada en contestar.


-Soy yo, Martha... ¿Porqué me tratas así, como si no me conocieras?


Yo empecé a buscar en mi cabeza a todas las Marthas que conozco y ninguna encajaba con la particularidad de la charla.


- ¿Martha? Caramba, no me ubicoooooo, ya dime quien eres por fa!


- Martha Higareda corazón, mira la foto en el display.


Y si, efectivamente era Martha Higareda y su servidor en una foto bastante atrevida. En ese momento, pensé que me estaba volviendo loco y que era un alucín o más bien era alguien que había hecho el truco de la foto y me estaba cotorreando.


Solo atiné a decir, a manera de disculpa, mientras preparaba mi venganza.


- Martha corazón, mil disculpas, ando en mil cosas en mi cabeza.


Ella contestó


- No te apures bombón, voy a tu depa, ando aquí en Hermosillo y quiero repetir lo del fin pasado en San Carlos, no te muevas de ahí.


Y que no me muevo, me quedé estupefacto. Pasaron como 15 minutos y tocan mi puerta, eso me recordó mis pendientes y que ya era mediodía y yo sin haber hecho nada.


Voy a la puerta con una sonrisa esperando encontrarme a mi casero o al muchacho que me ayuda a limpiar el carro, conforme me acercaba a la puerta mi corazón empezó a latir más aceleradamente y me dije, y si es Martha Higareda, me sonreí por el sólo hecho de pensarlo y abrí la puerta.


Y ahí estaba bella, radiante y acalorada, Martha Higareda, se lanzó a mis brazos y me beso, me llevó a besos y abrazos hasta la recámara y cuando caímos abrazados, por el golpe, desperté.


Inmediatamente cerré los ojos, fue infructuoso, no fue posible dormirme de nuevo, eran las cinco de la mañana y me lamenté tanto ya que fue tan real.


Los primeros minutos del día fue de lamentación, pero conforme avanzó la mañana, me quedó el consuelo de que este día se iba a aprovechar más ya que no salí pero para nada tarde y en esas ando, sacando los pendientes del día y disfrutando de los besos de Martha, si ella supiera aquí andaría.



4 comentarios:

Unknown dijo...

jajajajajajajjajajajajajjajaja
por un momento me la creí... :P
suerte con tu daydreaming...
a mi me ha pasado tambien
pero con Brad Pitt y George Clooney :o
Besos,
Dulce.

Venus dijo...

jajajajajajajaja

muy pero muy bueno!!!!

Chinnnn a mí no me ha tocado todavía alucinar de esa forma...

jajajajajajajajajajajajajajaja

Que todos tus pendientes salgan a la brevedad. 2 Besos!

Anónimo dijo...

Hay Alberto que mal andas neta.... lastima que no despertaste con Martha....verdad????'
Gloria

Anónimo dijo...

Alberto que magico jajaja me la crei y reparaba para pensar: si sería verdad jajaja...
Siempre es bueno soñar, te motivo y tu día será genial.

Saludos
LiLia VaLencia