lunes, abril 02, 2007

Argentina

Mi relación con Argentina ha sido desde siempre profunda, íntima, apasionante, misteriosa, extraña. En la década de los ochentas cuando empecé a tener noción de lo que significaban las distancias, las fronteras, los países, conocí a un país latinoamericano que me sentía profundamente identificado. Su cultura, similar a la de mi estado, su manera de luchar, característica íntrinseca del pueblo hispanoparlante. Su casi adoración hacía la carne asada, lo campirano, en fin, similitudes que hacían mi simpatía hacía el pueblo argentino fuera cada vez más fuerte.

A finales de esa década, para ser exactos en 1987 y 1988 surgen varias expresiones musicales que se etiquetaron mercadológicamente como Rock en tu idioma. Así, Calamaro, Charly García, Soda Stereo, Enanitos verdes y un sinfín de artistas se apoderaron de la radio para traernos sus mensajes musicalizados al son de una moda que marcó una época difícil de igualar y comparar.

Ni hablar de la literatura moderna que me hizo vivir enormemente historias de una región en el mundo que la sentía tan propia que aun en hoy me llena de un sentimiento de simpatía y de compromiso enorme.

Hace algunos meses la tecnología me cruzó en una línea de vida que conjugó todo lo anteriormente escrito. Me encontré a Argentina personificada en un sólo ser. No puede haber nada más representativo que ella.

Pese a mi y a todo lo que acontece, ese cruce momentaneo nos llevo a estar tan cerca y lentamente o abruptamente, dependiendo del punto de vista, los caminos se separan como en una tangente que en las direcciones siempre son distintas. Porque la vida es una línea, a veces recta, otras curvas, pero siempre en consecución de puntos que nos alejan del inicio. Y ahora que lo pienso y regreso la mirada hacia el vértice exacto de encuentro, veo con una sonrisa que ha sido mi experiencia más argentina de mi vida hasta ahora. Ni cuando platiqué con Marciano Cantero, ni cuando vi a Soda Stereo en vivo, ni cuando comí aquellos cortes argentinos con esa salsa tan ajena a nuestras costumbres, nada se compara a conocer a Argentina personificada.

Marines, hoy se que llegaste para quedarte, que esta separación es breve, por circunstancias ajenas a ambos, pero te tengo en mi mente y en mi corazón. Que en Argentina me piensan y aquí en México se te vive intensamente.

Que mi Dios que es el tuyo te llene de bendiciones y a toda tu familia, pronto nos encontraremos de nuevo. Éxito siempre.

2 comentarios:

Irena de O dijo...

Marines es el nombre de un ella?
si es así felicidades

ALBERTOMORENO dijo...

Asi es Irena, en este tiempo he conocido a muchas personas, pero siempre he sabido distinguir cuando alguien es especial y más que eso. Siento que le debía lo que escribí. Gracias por seguir visitandome y tomandote el tiempo para escribir tus líneas que siempre es gratificante leer. Besos. Abrazos totales.