Martes de marzo

Hoy por la mañana desperté mucho más tarde de lo acostumbrado, eran las 8:45 am. Ví el reloj y me inquiete, pero inmediatamente me tranquilice - No pasa nada - me dije, una hora de retraso no hace diferencia radical. Usualmente me preocupo mucho por la puntualidad, pero tenía muchas cosas en contra, como para modificar la mañana. Primeramente, mi carro en el taller, segundo, la falta de liquidez y sobre todo, la distancia a cubrir, me levanté y me metí a bañar, no consideré que el viento que había apagó el calentador de agua. Tuve que bajar a encenderlo y esperar a que se calentara un poco el agua, el resultado de este inconveniente fue que terminé bañándome con agua más helada que tibia, pero el tiempo sigue su marcha y no me iba a esperar.

Salí del baño y me vestí, otro retraso, no tenía camisas planchadas, así que rápidamente tomé la primera que vi y me puse a plancharla, al mismo tiempo estuve llamando a Enrique para que pasara por mí y nunca contestó, a esta hora ya me dijo que nunca sonó su celular, ya no sé ni que creer, pero es mucho muy probable que efectivamente esté fallando la conexión celular. El caso es que salí a tomar un taxi y no pasó ninguno, pensé que era más fácil el salir a la calle a tomar uno por el tráfico vehicular que hay por la mañana, pero ni sus luces. Me regresé a llamar a una central sabiendo que tardaría hasta 15 minutos, pero era más seguro. El taxi llegó en 5 minutos y heme aquí trabajando, la cita de las 9:30 am se canceló y las otras personas que iba a atender ya las andan atendiendo. Así que en realidad, no pasa nada.

Sigo sonriendo, sigo feliz, nadie puede detenerme, nada, ni nadie.

Las cosas que nos pasan representan solo el 10% de nuestra vida, el 90% restante es la actitud que tomamos ante esas cosas.