La vida es una naranja.
Te la puedes comer despacio, en gajos, cortada en cuatro, en mitades, exprimirle todo su jugo, tirar el resto, pelarla despacito o rápido, disfrutarla o engüirla completita o el peor de los casos, dejarla que se pudra y no disfrutar su sabor.
Tú eliges.
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