Lentitud, todo avanza en slow motion...
Todo, menos mi sangre que se agolpa en mi pecho y hace mis sentidos latir en una arritmia que me invita a evadirme.
El mar me busca, lo siento. La distancia aun es grande, pero es una búsqueda mutua.
Me elevo, me sustraigo y me quedo, listo, inmóvil, escuchando el mar que a la distancia continua esperando, paciente... el reencuentro.
Ya no hay nada, sólo la brisa, el suave acompañamiento de las olas del mar y mi corazón, que lentamente, en slow motion, regresa los latidos a la normalidad.
¿Normalidad?
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