domingo, septiembre 04, 2005

Nogales

Les cuento que estuve el pasado fin de semana, saliendo el jueves en la noche, en la fronteriza Nogales, Sonora, mi trabajo fue el que me envió dos días a esta ciudad, llena de tantas cosas poco comunes en las ciudades que no son frontera, un tráfico inusual, una manera de manejar los autos desordenada pero siempre a la defensiva, personas de diferentes razas, idiomas, diferentes formas de vestir, de ver el mundo, un creciente número de autos extranjeros en venta, una imposibilidad de encontrar estacionamiento, un sinfin de colores y aromas y sabores, un comercio de curios que pareciera pujante, pero que por lo que pude palticar con algunos de ellos, han tenido sus peores temporadas, creo que al igual que todos, por la economía global que ha afectado a casi todos los sectores económicos, bares, cantinas, antros, TD´s que hacen de las noches de Nogales un movimiento colectivo de jóvenes y otros no tanto. Todo esto es el Nogales que se ve a simple vista. Pero hay otro Nogales, el de la gente que radica ahí, que el destino los puso en esta fronteriza ciudad y que por miles de causas siguen ahí. Esto ha generado en los últimos cinco años un crecimiento inusitado del 4% anual quizás el porcentaje más alto de todo México (la media nacional es del 1%). Este crecimiento ha traído a esta ciudad un caudal de probelmas relacionados con el empleo, la vivienda, los servicios públicos básicos, así como una espectacular expansión hacía los cerros, donde de manera irregular y desordenada han asentado su morada cientos de familias, con la esperanza de lograr dar una vida digna a sus integrantes.

Me asombró sobremanera subir a visitar estas viviendas ubicadas en lo alto de los cerros y pensar que estaba en un clima sumamente benévolo de septiembre, sólo de imaginar a toda esta gente en la crudeza del invierno bajando a pie por estos cerros o subiéndolos después de la jornada diaria de trabajo, con un clima nevado o lluvioso y llegar a su vivienda fabricada de cartón o láminas y soportar el frío inclemente, es difícil imaginar.

Nogales es y ha sido por mucho tiempo para los hermosillenses tan sólo un pasillo que tiene una gran puerta hacia el "shopping", nunca nos detenemos a pensar en que es parte importante de nuestra entidad y que en ella hay miles de sonorenses nativos o adoptados que diariamente luchan por dignificar a su ciudad. Hoy hay algunos esfuerzos de los gobiernos municipal y estatal por ver un poco más detenidamente por la gente de Nogales y eso es algo que hay que elogiar, porque de esta forma se pondrá la mirada de los gobernantes en todas las áreas poblacionales que realmente necesitan de su intervención.

Y a nosotros, que nos convertimos muy seguido en visitantes, aunque sea sólo de paso, hay que ver a esta ciudad fronteriza como parte integral de nuestra cultura, podemos ayudar mucho borrando y dejando de transmitir esa percepción de que es una ciudad terrible llena de delincuencia, sucia y perturbadora... porque Nogales también es Sonora.

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