El alba me devuelve tu figura
antes escondida en tu silueta,
enredados entre mis dedos
tus cabellos me aprisionan,
como convicto arrepentido
acepto con goce el castigo,
sumergiéndome en tu ser,
en tu voz primera de amor,
envolviendo todo de nuevo
en la humedad de tu mañana,
aceptando el roce de tu piel
en un enorme grito ahogado,
silente, apenas gemidos,
confusión de respiraciones,
la tuya y la mía, agitadas
en un clímax de vida...
Que parece más la muerte.
Nos quedamos quietos, ahí,
flotando como espuma
y el mar olea siempre,
llevando arena a nuestra playa,
serena, ambigua, novedosa,
dándonos la paz y la sonrisa,
plena y feliz de nuestro amor.
Así fue la mañana y la noche,
un ciclo que se repite en espiral,
asciende eterna y gloriosa,
en un presuntuoso poema
de un amor cierto, puro, noble,
lleno de la más profunda verdad,
en amor nos convertimos,
tu y yo juntos somos amor.
21 de marzo. Día internacional de la poesía.
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