lunes, marzo 05, 2012

La carta


Hace unos días tuve un sueño. Ese sueño lo provocó una charla que tuvimos hace unos meses. Les cuento el sueño y me explicó después.

Íbamos volando rumbo a la ciudad de México, D.F. con una emoción que no podíamos ni queríamos ocultar. Era una maravillosa aventura, las risas y las expectativas estaban todas a flor de piel. Eramos lo más locamente felices en el avión. Nos reíamos de las caras de la gente que nos veía reír y compartir ese viaje que sabíamos iba a ser lleno de asombro.

Nos enamoramos de nuevo al mirar por la ventanilla del avión y ver la majestuosidad de las nubes y nos besábamos una y mil veces, abrazados, tocándonos el rostro y el cabello. Llegamos rápidamente y al bajar tomados de la mano el aeropuerto era un océano furioso de gente. Eso no mermó nuestro entusiasmo, nos fuimos directamente a rentar un auto que ya estaba esperando por nosotros. De ahí a nuestro hotel y la felicidad no podía ser más. Al llegar a la habitación, te arreglaste para salir y más que sonrientes salimos a una noche llena de magia en la ciudad de México.

Ya en el restaurant, el ánimo iba cada vez mejor, ya no eran sonrisas cómplices, ni risas de amor, ahora eran sendas carcajadas que hacían que todos voltearán a vernos y nos regalarán una sonrisa de aceptación, de pronto, te pusiste muy seria y me dijiste que esperara. Te levantaste y volviste con un sobre, con una seriedad contrastante me dijiste, lee, sólo lee.

Era una carta, donde me decías lo que sentías por mí y al leerla me di cuenta que todo era desde siempre como debió ser. Ahí estaba nuestra historia resumida en la más perfecta poesía de palabras que eran la perfección. Lloré, ya no era el viaje, ya no era un restaurant, eramos tu y yo, abrazados en un espacio perfecto. Las lágrimas de felicidad inundaron mi ser y me fundí junto a ti en uno solo. Ahí, en ese momento nos transformamos en un solo ser que se empapó de amor, para formar parte del sentimiento. Eramos amor. Felicidad absoluta.

Desperté y soy mucho más feliz desde esa noche. Hace tiempo me dijiste que escribir cartas era una buena forma para expresar lo que sientes, que era "más fácil" decir cosas que usualmente no lo dices, quizás por eso soñé esto y sabes, me encanta.

Te amo. Contigo soy absolutamente feliz.


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