miércoles, febrero 02, 2005

Alexa

Escribir de por si es un ejercicio difícil, pero escribir acerca de alguien tan especial para mi como es mi hija Alexa, la cosa se torna más compleja. Pero esta tarde de miércoles quiero escribir estas palabras que quizás sólo las escriba para mi, pero quiero dejar constancia y espero no aburrirlos. Primeramente, cierro mis ojos y automáticamente aparece su mirada tierna, con sus grandes y bellos ojos negros que brillan y que te hacen sonreir. En estos últimos días nos hemos visto muy poco, de hecho muy pocos minutos, he tratado de vivirlos tan intensamente que no recuerdo en este momento muchos de los detalles que no pude atesorar en mi poca memoria inmediata. Ella parece saber de que contamos con poco tiempo, ya que trata de abrazarme fuerte fuerte y me repite una y otra vez que me ama y que me extraña, claro que yo coincido plenamente con esto y correspondo diciéndoselo a cada instante.

Hoy, acabo de hablar con ella por teléfono y me contestó apurada porque estaba con sus primas e iba a ver la televisión, la telenovela infantil de moda, sin embargo, no se mostró indispuesta a platicar un ratito conmigo, me platicó de su nueva escuela, de sus nuevos amigos y que estaba bien, que se sentía agusto ahi, que tenía tarea pendiente y sobre un compañerito que tuvo en La Rayuela su primera escuela. Le recordé mis intensiones de ir al cine el fin de semana y me dijo que no lo olvidaba, pero que aun no sabía que película quería ver.

A sus cinco años, es una niña sumamente inquieta e inteligente (no lo digo porque sea su padre) sabe que está separación es inevitable y se ha adaptado bien, o se está adaptando bien. El hecho es que verdaderamente es muy difícil, haber compartido tantas y tantas tardes juntos, donde jugabamos, reiamos, pintabamos, veíamos la tele, limpiabamos la casa, lavabamos los platos y vasos que ensuciabamos, ibamos al parque, reíamos y disfrutabamos hasta cuando la regañaba por no querer hacer algo o porque estaba portandose mal y luego nos contentabamos y volvíamos a reír... se extraña y se que me extraña, pero ella es mucho más fuerte que yo, lo sé, lo siento cada vez que la veo, cada vez que hablo con ella, quizás sea porque su inocencia no ve todo lo que está pasando en la vida y las decisiones tan dolorosas que uno toma. Sólo quiero ver sus bellos y grandes ojos negros sin lágrimas, no como yo que la extraño todos los días y que mis lágrimas no son suficientes para decirle que la amo, que es mi vida entera. Alexa, eres mi amor. Dios te bendiga... hermoso caramelo...

No hay comentarios.: