Estrellas

¿Alguno de ustedes ha dejado de lado la oportunidad de mirar al cielo y observar las estrellas en una noche oscura y con un cielo despejado? Realmente para mí, es uno de los espectáculos naturales que más me asombran.

Imaginen el escenario, en un lugar despoblado, lejos de las luces de la ciudad, de las luces artificiales que borran del firmamento las estrellas más lejanas o de luz más débil. El acomodo de la visión es de figuras que tilitan en diversas intensidades y que buscamos acomodarlas en siluetas conocidas, dando como resultado un enorme festín visual que acomodamos en constelaciones o simplemente en dibujos bocetados por nuestra imaginación.


Sí, al pensarlo y ver la magnitud de la inmensidad, nos sentimos empequeñecidos de alguna forma, pero si lo pensamos más agudamente, logramos complementarnos en este universo y somos parte indivisible del todo, porque el pensamiento y nuestra capacidad se acopla al balance cósmico.


El universo entero es parte de nosotros tal como nosotros somos parte del todo. Al mirar las estrellas, al observar el firmamento, podemos soñar, abstraernos de los problemas circunstanciales y darnos cuenta que somos enormes.


Salgamos de noche, miremos hacía arriba e integrémonos a las constelaciones, tilitemos en un mismo pulso que nos mantenga en armonía con lo que somos.


Gracias Betty. Sabes que se te quiere y se te extraña.