domingo, octubre 16, 2005

Hoy

Hay tanta preocupación en las personas, lo he visto, incluso en mi mismo, no he podido sustraerme de preocuparme. Aun cuando uno pretenda continuar bajo los preceptos que nos encauzan, siempre las dudas nos acechan, incluso siento que nos atacan sin misericordia.

En estos días llenos de trabajo, de compromisos que cumplir, de miles de cosas que nos aceleran en nuestra vida, en una vertiginosidad que estresa, es importante hacer una parada, para reconsiderar esta carrera en la que se ha convertido la vida. Siempre me ha pasado que el trabajo, los compromisos sociales, el tiempo para cubrir las necesidades básicas del cuerpo, la vida en si no debe de ser un castigo. Tal parece que nosotros mismos como sociedad nos hemos dado a la tarea de flagelarnos con tareas y más tareas que hacen que la agenda del día se sature y culmine el día como si realmente no avanzáramos, dejando cientos de cosas para el día siguiente que nos dejará invariablemente un sueño intranquilo, claro no es en todos los casos, pero es una realidad.

Hay dos realidades inexistentes, el ayer y el mañana, sin embargo existe algo que debemos de considerar mucho más importante, esa realidad que opera en un pequeño espacio, es tan pequeño, que es casi intangible, y es el tiempo presente, el hoy. Ese instante pequeñísimo que se nos otorga, pasa generalmente desapercibido, pero que si ponemos atención en él, podremos apreciar la grandeza, porque ahí esta la vida entera. Por más bien que organicemos nuestros días, con agendas y calendarios y aunque sepa exactamente en que dedicaré mis esfuerzos, no tengo la certeza de que ocurrirá mañana, sólo tengo el hoy, este momento.

Quiero hacer las cosas de la mejor manera y quiero que mis días se hagan realmente productivos en cosas que provoquen cambios. No hablo de dejar de hacer las pequeñas cosas, ni el trabajo, ni dejar de cumplir con los compromisos, sin embargo la meta no es esa. La meta debe de estar enfocada en la misión de vida. Nuestra visión de vida.

Hacerlo así no es garantía de felicidad instantánea o del éxito, pero si es garantía de saber que estamos viviendo a nuestro ritmo y haciendo que las cosas sean mejores. Por mejores momentos presentes que dejen un pasado memorable y nos cimienten para un mañana de trascendencia.

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