Siempre que escribo empezando de cero sobre un tema, me pasa lo mismo, no sé que línea seguir, más tratandose de un tema que quizás no tenga una definición completa: el amor.
Siendo el amor el más complejo de los sentimientos, ya que involucra a casi todos los demás sentimientos, lo convierte en un término complejo de describir. Aunado a que cada persona lo percibe de manera muy distinta, acorde a factores tan diversos como su educación, nivel social, experiencia, traumas, en fin, son tantos y tan diversos factores que lo rodean que trataré de llegar a un análisis general, sin caer en la frialdad de las definiciones enciclopédicas, que tan sólo lo definen como el vivo afecto o inclinación hacia una persona o cosa, o el apasionado afecto hacia una persona, e incluso le dan el mismo significado que querer, cariño, afecto, amistad.
Pero el amor, es todo eso y mucho más, es encontrar la complicidad a nuestras más intrincadas aventuras, sin caer en la complacencia vana y aduladora, el amor es tener la tolerancia, la empatía y el respeto por la esencia de la pareja sin extremos de dejar nuestra propia esencia por el bienestar del ser amado. Es el equilibrio imperfecto que nos permita caer para levantarse juntos, es la búsqueda constante de sonrisas y la colección de momentos, tanto buenos como malos, pero que al final del día permita coincidir en un mismo espacio, en un mismo instinto de seguir juntos. Amor es entregarse en la completa individualidad sin dejar de ser.
Amar, realmente amar, es fundir los dos cuerpos en uno y estar al pendiente de dos corazones latiendo en un sólo cuerpo.
Pero el amor al igual que la energía no se crea, ni se destruye, sólo se transforma. Eso es una realidad, si tú sientes amor, piensalo un poco y ve sino es capricho, soledad, amistad, cariño o sólo las circunstancias las que pusieron tu camino cerca de otro camino y que quizás puedan seguir juntos, pero lado a lado, no necesariamente compenetrados.
El amor huele, se posiciona de todo el ser, incluso puede ser un proceso hasta doloroso. Cuando en verdad sientas amor, atrápalo con toda la suavidad que te sea posible y compenétrate hasta tener la certeza de que el amor esta inundándolo todo, esto, sin embargo, no es garantía de la felicidad completa, nada lo es, pero seguramente marcará una herencia en tu memoria para toda la vida.
Cuando el amor deja de ser en uno de los dos, es como enfermarse, las defensas inmunológicas bajan, el ánimo cae por los suelos, incluso la sintomatología es la de un resfriado de grandes proporciones, claro sin los estornudos. En estos casos, hay que guardar todos los recuerdos bellos que el amor ha dejado en nosotros para que no se contaminen con los sentimientos negativos que inmediatamente hacen su aparación en extremo, como lo mencioné al principio de este texto, el amor es la conjunción de todos los sentimientos, cuando este cambia, cuando se transforma van quedando en el corazón celos, descofianza, rencor, deseos de venganza, entre otros tantos que corrompen todo lo bueno que tuvo el haber amado.
Hay muchas razones para evitar amar, pero ninguna es lo suficientemente fuerte como para convencerme. Creo que es mejor amar que no sentir amor. Aun cuando el amor se nos dé en etapas, es importante saber darse cuenta cuando el amor ya no está con nosotros y que debemos de continuar la aventura de la vida por un camino distinto a la de nuestro amor. Quien sabe, quizás en el futuro el amor se encargue de cruzar caminos de nueva cuenta.
1 comentario:
No me canso de leer este post... cada que lo leo me hace reflexionar, me hace recordar, me hace sonreir, me hace sentir y hace que el día sea más sencillo de sobrellevar...
2Besos!
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