Buenas noches, pensé en decirle. ¿Para qué? Me pregunté de inmediato, de seguro duerme como si no existiera. Así es ella, me contesté, a la vez que sonrío y pienso, siempre la justifico. Las cosas no van bien, pero en realidad, tampoco van del todo mal, simplemente, están, así, detenidas. A veces la vida hace creer que puede ponerle pausa y no pasar nada relevante, si la rutina y el ruido y el todo, pero nada que valga realmente la pena.
Me levanto de mi silla y voy a la recámara, en el camino, pienso en apostar si sigue despierta o dormida. ¿Costará mucho venir a darme un beso de buenas noches mientras trabajo? Y si, ahí está, vuelvo a ganarme a mi mismo la apuesta, duerme. Duerme profundamente, pero la conozco y sé que hay preocupación, estrés y muchas ganas de aventar todo y largarse lejos. Que nada importe y olvidar. Hace tan poco que todo era diferente. Pero no es la vida cambiante y debemos aceptarla y adaptarnos. Pero que digo, si juramos estar juntos, en las buenas y en las malas. Aunque como dicen por ahí, desde que se casaron, puras malas. Y a decir verdad, no ha sido nada bondadosa la vida con nosotros, de pronto cortó todas las entradas de trabajo y inicio una espiral económica de la cual, aun no veo que podamos salir, por lo menos, no tan fácilmente.
Entonces, me regreso sigilosamente a mi oficina y dejo la puerta abierta, continúo escribiendo esto, esperando que el murmullo del teclado pueda llamar al sueño y venga a rescatarme de este insomnio constante. Saben, anoche no dormí casi nada, como media hora en toda la noche y hoy, parece que no hay cansancio, sigo sin sueño, casi es medianoche y heme aquí, tratando de arreglar el mundo, después de trabajar todo el día, sin tregua ni descanso y eso si, con mucha presión por hacer que valga la pena y podamos regresar lo más pronto posible a la normalidad de la tranquilidad, por lo menos la financiera.
Mi postura es firme, tengo mucha fe en que esto es una racha, de la cual, pronto vamos a salir, aunque, siendo sincero, ya son varios meses los que nos ha perseguido esta racha y no se le ve final, por lo menos no inmediato. Ya tomé algunas acciones que harán que los nuevos proyectos fluyan, sin embargo, desafortunadamente no son inmediatos, son a corto plazo. Estoy haciendo lo conducente. Lo sé. Pero, les debo de confesar que me siento agotado, el cansancio ya me alcanzó, no en forma de sueño, más bien, de debilidad muscular. No responde igual mi cuerpo. La energía no está presente, aunque, por otra parte, no me ando durmiendo durante el día, puedo estar atento y más que eso a todo lo que pasa, incluso, me puedo sustraer de toda esta dinámica viciosa que no conduce a nada y ser feliz, pese a lo que dice el manual, de tener que mostrar preocupación.
¿Cómo preocuparme si sé que Dios está de mi lado? No creo que pueda. Lo que si quiero es poder transmitirle esta tranquilidad a mi esposa, cosa que hago constante pero nomás no llego a nada. Y aunque intento y lo intento de nuevo, sé que ella vive de otra manera esta situación. Por esto mismo, debo de enfocar mis esfuerzos y alcanzar objetivos de liquidez lo más pronto posible y si incluso se puede antes que esto, mejor. Creo que apagaré las luces del pasillo y del estudio. No creo que a esta hora se ocupen. Así como ocupo luz en mi vida, creo que apagaré algunos de los sentidos, para iniciar de nuevo el camino hacía el éxito, ese camino ya lo he recorrido, no una, sino varias veces. Si, lo recuerdo, antes de llegar a la meta, debí pasar por trechos que no fueron del todo agradables. En eso estoy, porque sé, porque creo y porque puedo.
Me iré y acostaré a tu lado y te amaré en sueños, mezclándonos ahí, en el onírico mundo que crearemos juntos. Te amo mi amor, te amo tanto, que por ti y en nombre de este amor, te digo que saldremos adelante, lo sé porque desde antes de conocernos, estábamos ya bendecidos. Dejo el teclado y me desconecto para conectarme contigo. Besos todos amor, siempre...
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