Es mi horizonte el que se quema
con el principio del final del amor.
Así, como el ocaso, mi vida se ve
de pronto, sumida en la oscuridad
y a lo lejos queda el color de tu mirada
y el laberinto enigmático de tu pelo
que, como oleaje irrepetible
me descubre enamorado y de nuevo perdido.
Terrible ceguera, que me castiga
con la visión del enamoramiento
Emociones cinceladas en los huesos
como cicatrices en la piel.
Es así mi tormento
de llevarte en cada latido de mi corazón.
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