Así, mi mirada de pronto se topo con tu rostro, me quedé paralizado por tu belleza, desde ese momento, la música estridente y los gritos de todos, se convirtieron en ecos, un sonido que se alejaba poco a poco de mí. De pronto, casi como sintieras mi mirada sobre ti, volteaste a verme, fue un segundo, donde quise disimular, pero era imposible no voltear de nuevo a buscar tus ojos, ahí estabas, lentamente tu rostro comenzó a llenarse de un brillo mágico, era tu sonrisa. Sí, me estabas sonriendo y yo no pude sino corresponder con otra sonrisa. La música volvió a su nivel y de pronto, ya sentía que había encontrado a una amiga. Nos veíamos, sonreíamos, en una complicidad quizás para muchos cotidiana o rutinaria en un antro así, pero no, no era algo normal, era completamente una conexión en otro plano.
Te levantaste de tu silla y seguí tus pasos, de pronto te perdiste cual fantasma entre la gente y no pude encontrarte. Te busqué una y mil veces y nada, imaginé una historia entre los dos y lo único que me queda es tu recuerdo y la imaginación de un futuro juntos que no encontrará nunca un final feliz de cuento. Ahora eres un fantasma que recorre mis recuerdos y aunque no lo crean, te busco entre la gente y vuelvo una y otra vez a ese lugar buscando el brillo de tu mirada y la gran historia de amor que se nos perdió en esa noche de rock.
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