Esta noche me trae de nuevo tu recuerdo, el frío, el viento que traspasa la piel y me congela los sentimientos, aunque esto no necesariamente me hace olvidarte. Y no es que necesariamente quiera hacerlo, pero cada otoño arranca las hojas de tus sonrisas compartidas, de tu mirada tierna y al hacerlo me laceran como cuando nos amabamos y no había nada más en el mundo que no fueran tus besos.
Hoy, a siglos de distancia de tu amor, te retengo, dolorosamente en la mirada fija en un punto inexistente del horizonte, donde la noche me recuerda que ya no eres ni serás nunca más en mi vida y eso amada mía me devuelve a mi sentido básico de extrañarte, en una condena de cadena perpetua.
Arrebatado en un sinsentido cíclico que me derrumba y acelera la llegada del invierno, donde me congelo y agazapado espero y existo en esta vida que ya no es vivir, porque simplemente ya no estas junto a mí. Te extraño.
Marzo de 2000.
Fragmento de un texto encontrado en un un folder olvidado entre libros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario