lunes, septiembre 03, 2007

Información


Días enteros y sus respectivas noches en un insomnio total, donde la entrada de tanta información no deja espacio alguno para la educación. Y heme aquí pensando en donde archivar los datos, que en realidad tienen que encontrar un espacio que ya está siendo ocupado, es en ese instante donde el cerebro tiene que minimizar, empaquetar, "zippear" en lo más profundo de los recuerdos y es en este punto donde inicia mi preocupación.


Cuántos recuerdos valiosos estoy dispuesto a ir paulatinamente olvidando para dar paso a tanta carga informativa que en el mayor de los casos son cosas que carecen de importancia. Se quedarán atrás aquellas risas de mi infancia más lejana, donde la simplicidad era graciosa o aquella inocencia que se iba perdiendo en los ojos de las compañeras de la primaria o cuando por primera vez se descubre la magia de un libro, que nos lleva a la lectura compulsiva de cuanta impresión este a nuestro alcance, o aquel lejano recuerdo de una caricia paterna o incluso aquella vez en que lloraste porque nadie entendía tu aferramiento al primer amor, ni siquiera tú.


No quiero perderme de volver a traer a mi esas historias, quiero revivirlas y refrescarlas y capturarlas y seguir sintiéndolas una y mil veces. A partir de hoy lo haré, viviré esos recuerdos y los teclearé o simplemente los visualizaré y sonreiré o lloraré, pero los tendré conmigo vivos y dispuestos, no importa que no me aprenda el instructivo del nuevo software antivirus o la fórmula para etiquetar o convertir un archivo en otro distinto pero con los mismos atributos, ni siquiera intentaré retener toda esa información basura que me llega por la televisión comercial. A partir de hoy simplemente viviré y acumularé las experiencias que sean más vivas, más emotivas, más reveladoras y más humanas, en ello me abocaré... He dicho...




9 comentarios:

Venus dijo...

Muy bien dicho! Te apoyo al cien...

Que importante es no olvidar los pequeños grandes detalles que la vida nos ha proporcionado..

Que importante también es recordar las frustraciones de los primeros e inocentes amores, así nos damos cuenta de lo que hemos avanzado y madurado.

Creo igual de importante el seguir cultivando conocimientos y no olvidar lo vivido. Tenemos gran capacidad y si hacemos el esfuerzo de trabajar un poco más nuestro cerebro no creo haya problema en recordar esos pequeños grandes momentos.

2Besos!

Sandra dijo...

Bueno al respecto yo opino muy diferente pero bueno aplicàndolo en mi misma que como luego dicen depende como te fue en el baile, pero he decidido y estoy dispuesta a dejar ir el pasado que hay grabado en mi mente porque de igual forma he podido pasar de mi estado consciente a vivir y recordar todo ese pasado y la mayorìa de las veces me llena de una gran melancolìa y tristeza, y deseo dejar escapar todas esas veces en que he puesto todo de mì y mis manos han quedado vacìas, asì que hoy vivo mi presente intensamente sin preguntar que pasarà mañana, despierto y veo el amanecer como una gran promesa de que hoy serà mejor que ayer y que antier, y alguien me dio un consejo me dijo lucha por lo que quieres y eso hago vez contra viento y marea contra lo que venga y no descansarè hasta cumplir mis sueños.Uno puede construir su propio destino. Un abrazo.

Sandra dijo...

jajaja que tiene que ver la informàtica con ese bosque mmm me gustarìa esconderme en lo alto de uno de esos àrboles y que pasaras con tu cabeza llena de datos y tirarte desde arriba semillitas... :)

Irena de O dijo...

Amigo mío!!
de pequeños pero grandes momentos se compone la vida y viceversa aunque no signifiquen lo mismo. Además los recuerdo son la historia de nuestro paso por este mundo y somos los únicos priveligiados en llevar un sinnúmeros de historias a cuesta y escribir y escribir otro tanto más.
un abrazo

Venus dijo...

Espero pronto escriba más historias... Se le extraña Sr.

2Besos!

Sandra dijo...

Hola buenos dìas les puedo contar un cuento? sip ah ta gueno ay les va...........
Cuento de hada, que es en realidad un hecho real en nuestra vida...

Érase una vez una viuda que tenía dos hijas, tan diferentes entre sí que nadie diría que eran hermanas. De la más pequeña decían los que la conocían que era el vivo retrato de su padre, generosa y obediente, y más dulce que un terrón de azúcar. La mayor no podía negar que era digna hija de su madre, siempre con el ceño fruncido y de mal humor. Egoísta, altanera, creía que se lo merecía todo, y así le fue. Cada día, muy de mañana, la hija menor se levantaba temprano, cogía su cántaro e iba a por agua a la fuente. La pobre nunca se quejaba, aunque tenía que andar más de media legua de camino para llegar.
Uno de esos días, cuando ya había llenado el cántaro y se volvía a casa, se le acercó una anciana que le pidió de beber:
- Tome, señora, beba usted cuanto quiera, que ahora yo lo lleno de nuevo.
Y la anciana bebió.
- Veo que además de hermosa tienes buen corazón. Te concedo un deseo: cada vez que pronuncies una palabra, de tu boca saldrán diamentes y piedras preciosas.
Pero la mujer no era una mujer cualquiera, era un hada disfrazada que quería conocer los verdaderos sentimientos de la joven.
La niña volvió muy contenta a casa, y nada más llegar le contó a la madre lo que le había ocurrido. Las piedras preciosas brotaban de su boca ante el asombro de su madre. Le faltó poco tiempo a la madre para llamar a la otra hija y decirle:
- ¿Has visto a tu hermana? Ya puedes ir a la fuente a por agua, y si una vieja te pide agua se la das amablemente.
- Pero, mamá, ¿me vas a obligar a que vaya hasta la fuente, con lo lejos que está y lo cansada que estoy?
Pero la madre no cedía, y refunfuñando la hermana mayor despreció el cántaro de barro de su hermana y, muy peripuesta, llevó consigo el más hermoso jarro de plata de la casa.
Llegó a la fuente, llenó el cántaro y una hermosa señora, elegantemente vestida, se le acercó a pedirle un poco de agua.
- ¿Qué pasa, que no sabes cogerla tú con tus propias manos? ¿qué te has creído, que a mí no me cansa? Déjame, que estoy esperando a otra persona.
- Ahora sé lo que en verdad hay en tu corazón, cada vez que hables de tu boca saldrán sapos y culebras.
Y volvió a su casa. La madre le preguntó que qué tal le había ido y ella, entonces, comenzó a decirle que había visto a una hermosa mujer, pero su madre no pudo terminar de oír la historia del asco que le provocaban los bichos saliendo de su boca.
- Tú tienes la culpa de lo que le ha pasado a tu hermana - le dijo a la hija menor, mientras se le acercaba con la mano levantada. La niña tenía tanto miedo de que le pegaran que salió huyendo de la casa. Se adentró en el bosque llorando, se sentía muy sola y triste. A su espalda escuchó el relinchó de un caballo.
- ¿Por qué lloras, hermosa niña? ¿Tú crees que es justo que unos ojos tan bonitos sufran de ese modo?
Y vio que se acercaba un hermoso príncipe que iba camino de su castillo, y éste le pidió que le contara su historia. A medida que la niña iba contando su aventura, el joven príncipe se iba enamorando de ella. Le gustaba su hermosura, pero más apreciaba la dulzura de sus palabras, la nobleza de sus gestos, y además podía estar seguro de una cosa, tenía buen corazón. Y dicen por ahí que siempre fueron felices.

Venus dijo...

Sandra, no me acordaba de ese cuento, gracias por volverlo a mis memorias... Pasa buen día!

Sandra dijo...

Gracias Venus que tengas un lindo dìa tambièn te mando un fuerte y caluroso abrazo desde esta tierra de hermosillo.

Venus dijo...

jejejeje, estamos en la misma tierra Sandra... hoy creo que sí hará calor, ayer estuvo riquisimo el clima...