Seis de enero, aquí en Sonora, los reyes magos es un fetejo que no a alcanzado un gran arraigo como en otras latitudes del mundo, incluso en algunas regiones alcanza mayor magnitud que la Navidad, se festeja con regalos repartidos a los niños por la mañana en representación a los regalos que estos magos llevaron para ofrecer al nuevo rey de los judíos.
Los magos de oriente son personajes citados en la Biblia y, más concretamente, en el Nuevo Testamento. Es poco lo que se sabe de ellos: se ignora cuántos eran y de qué tierras procedían. Sólo se sabe lo que cuenta el Evangelio de Mateo:
Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? —Mateo 2,1-2
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. —Mateo 2:11, versión Reina-Valera 1960
Si bien parece contradictorio que practicantes de la magia (severamente amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) sean admitidos como adoradores del Mesías, el término griego μάγος (mago), no era utilizado únicamente para referirse a los hechiceros. Se utiliza, en este caso, para referirse a hombres sabios (así se los llama en diversas versiones de la Biblia en inglés) o, más específicamente, hombres de ciencia. De hecho, también poseían conocimiento de las Escrituras (Mateo 2:5-6). Es usualmente aceptado que estos magos pertenecían a la religión zoroastrista. (El Zoroastrismo o mazdeísmo es el nombre de la religión y filosofía basada en las enseñanzas de Zoroastro -Zaratustra-, que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único Creador increado de todo -Dios-.
San Mateo nos deja ver que eran astrónomos que conocían con precisión el movimiento de la estrella (2:7). Aunque bien intencionados, su visita es causa de turbación general y despierta la desconfianza de Herodes (2:3), pues veía al nuevo Mesías como un rival. A pesar de ser anciano y de haber reinado ya por más de treinta años, Herodes les ruega que averigüen el sitio preciso del nacimiento del Mesías (2:8) con el fin de poder, así, acabar con su potencial competidor. Los sabios, que no sospechan eso, encuentran al Niño, lo adoran y obsequian oro, incienso y mirra (2:11). Un ángel previene a los Reyes de las intenciones que Herodes guardaba (2:12), así que no regresan donde él. Iracundo, el rey manda a matar a los niños menores de dos años. Para entonces, José ha sido avisado en sueños (2:13) de que debe huir a Egipto con los suyos.
A partir de ese relato, tanto la Iglesia Católica como las personas en general han ido elaborando una leyenda sobre los hechos y la personalidad de estas tres figuras, incluyendo el presunto estatus real.
Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para Jesús es oro, representando su naturaleza real.
Gaspar: Joven moreno. Su regalo es el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús.
Baltasar: De raza negra. Su regalo a Jesús es mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura.
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