miércoles, agosto 20, 2008

Recuerdos

Las tardes de mi ciudad en agosto se están volviendo en tardes invariablemente nubladas. En algunas noches incluso llueve. No es algo habitual para un verano hermosillense, sobre todo cuando la humedad ha estado muy por encima de la casi nula que hay en nuestros veranos.

Estos nublados me han remitido a los días lluviosos de mi infancia, donde todo era sorpresa, dado las tan pocas oportunidades de disfrutar el espectáculo que representa, en especial para un niño.

Hoy, viendo hacía el oriente veo acercarse las nubes que me devolvieron a mi infancia y a fue como sentir el olor a tierra mojada y que me trajo también ese olor de una humilde cocina donde mi abuela, mi nana Tichi, hacía esas tortillas de harina tan inolvidables. Juntos, toda la familia de mi papá nos juntábamos alrededor de la mesa y en una plática llena de gritos y risas, disfrutábamos del sonido de la lluvia en el techo de lámina y de la penumbra que dejaban los apagones, sólo alumbrados por un par de viejas lámparas de petroleo.

Detuve mi carro y vi las formaciones nubosas e hice lo que hacía mucho tiempo no hacía. Recordar a mi abuela. Para ella fueron primero mi tristeza y después mi sonrisa, estoy seguro que mi nana Tichi, estaría ya preparando la masa para hacer en la tarde noche unas deliciosas tortillas de harina con manteca de puerco y esos deliciosos frijolitos con queso fresco.

Esta noche, disfrutaré la lluvia o por lo menos el nublado y lo haré de manera especial, esta noche va dedicada para ti, con todo mi cariño, hasta donde estes, te abrazo nana Tichi.

1 comentario:

Venus dijo...

También me trajiste recuerdos, no de mi infancia, porque mi infancia fue muy nomada (ya te la contaré), pero si de hace ya algunos años donde "La Nana" preparaba esas deliciosas tortillas de harina con manteca de puerco... que rico!... Hace mucho no pruebo otras igual, hoy día "La Nana" ya no las puede preparar, de hecho hace años no la veo, pero cuando platico con alguien de su familia siempre invariablemente pregunto por ella, me dicen que sigue con sus achaques de viejita, que en sus locuras o lucideces se acuerda de mí y eso me alegra y me da nostalgia a la vez.

Que bonito es recordar cuando trato de enseñarme a hacer tortillas de harina sobaqueras, en lo que ella hacía 5 yo apenas llevaba la mitad de una jajaja.

Me hiciste recordar las noches en el ejido de Caborca, donde era la invitada especial, donde esa familia también se reunía y juntos disfrutabamos una típica cena con frijoles refritos y queso fresco, donde el ver los viñedos llenos de uvas y esos atardeceres nublados hacían que mi pecho se llenará de un aire puro y fresco...

Que bonito es recordar esos tiempos... Y que bonito es que tu te acuerdes también de tu nana Tichi, hasta donde se encuentre...

Besos, nos vemos pronto!