La simpleza de la vida es en realidad una minúscula parte de lo que la vida es en realidad. Nuestra percepción es tan reducida que si vieramos la vida en todo su esplendor, es mucho muy probable que no pudiéramos soportarlo.
Por ello nos quedamos en lo simple y banal, donde lo material le está ganando la batalla a la búsqueda histórica y ancestral de lo que realmente somos.
Hagamos una instrospección de análisis para reencontrar el camino hacía lo que realmente importa. Es tiempo de hacer una pausa a nuestra acelerada cotidianidad.
Por lo que realmente importa, hay que darnos un respiro.
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