Esa noche después de una búsqueda infructuosa por el efectivo, decidí irme a dormir, pensando que había una laguna en mi cabeza y que estaba llegando a la edad de los "nunca" (nunca se me olvida nada, nunca me había dolido la espalda, nunca me había pasado eso...) traté y traté de dormir y al igual que la búsqueda del dinero, obtuve el mismo resultado fallido. En vista de lo inútil que resultaba estar acostado con mas vida que sueño, me levanté a buscar que leer y en eso se me fue toda la noche y llegó el alba y con él, me llegó el sueño, dormí como treinta minutos y la alarma y los compromisos y los pendientes y pues no soy una persona que no le importen las promesas, así que con todo y el cansancio de una noche en vela, empecé el día, lo bueno que es sábado, pensé. No sabía que me deparaba ese fin de semana.
Más negativas como respuestas, mucha actividad y nula retribución, por lo menos en el momento, así, sábado y domingo trabajé como un loco, apasionadísimo, buscando olvidar los problemas, ese domingo fue particularmente pesado. Imagínense su domingo a gusto dormiditos y yo, a las ocho de la mañana en una reunión urgente con unos clientes que les llegó visita del Distrito Federal. Y me preguntaba constantemente ¿y yo qué culpa tengo? Para colmo, quería pasar la comida con mi hija y fue a mi oficina a buscarme y no estaba ahí. obvio, estaba en una reunión que no servía para nada y que no salió nada productivo, sólo perder casi cinco horas de mi domingo. Bueno la semana empezó, mi lunes fue agotante y pleno de estrés.
Hoy es lunes y las cosas no han cambiado mucho, promesas y mucho trabajo, el problema es la liquidez y los plazos que se toman los clientes para pagar. Es un mal general, que poco a poco se tiene que normalizar y poder avanzar con la inversión y el crecimiento.
Pero al margen de toda esta presión está la oportunidad de ser creativo y de ver cuanto aguantamos, Dios invariablemente ha trazado un plan y nos da la caminos para escoger. Algunos como yo tomamos los sinuosos y ¿saben? Me encanta...
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