lunes, octubre 14, 2013

Fin



Tarde de sábado. Nada por hacer. El ventilador solo alcanza a disipar mi pensamiento ocasionalmente con su constante zumbido hipnotizante. Afuera el sol viene y va cegado por nubes tan dispersas como mi existencia. El tan sólo pensar en que hacer me agobia, prefiero quedarme quieto y evitar pensar. No quiero acostarme y dormir sin sentido, la televisión la he encendido y apagado innumerables veces en las últimas horas, es un sinsentido absurdo que inicia mi día como acaba, vacío. Quiero remontarme en el tiempo y atrapar de nuevo esa felicidad absoluta que me llenaba y rebozaba los minutos de interés, pero sé que es tarde para eso, no hay remedio ante tu ausencia y tan sólo resta seguir tus pasos, aunque vacilo ante ese pensamiento que me ha rondado en constante acosamiento desde tu precipitada partida. Hoy no puedo ni siquiera imaginar que pudiera intentarlo. Me aferro a la vida como si de algo sirviera. De nuevo estoy inquieto y mi mano no deja de jugar con la llave que me llevaría de nuevo a tu lado...

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