Que difícil situación cuando se trata de la familia. Creemos hacer lo correcto y siempre terminamos equivocados. Pues lo que hagas por un lado, afecta de alguna manera a otra. Y si optas por no hacer, terminas hiriendo.
No queda más remedio que dar todo el amor que hay en el corazón ya actuar en consecuencia a lo que dicte la sensatez. No podemos ser perfectos para nuestra familia, pero si podemos dar nuestro corazón de manera incondicional, eso nadie lo puede debatir.
Amo a mi familia, a toda ella, con sus defectos y virtudes, con su carácter disparejo y en muchas de las ocasiones contrario al mío. Así, los amo!
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