sábado, agosto 20, 2011

El día que el tiempo se detuvo


Y entonces el tiempo se detuvo, sí, sé que suena absurdo, pero todo estaba detenido, a donde volteaba nada se movía, todo estaba estático, lo único que se escuchaba era el latido de mi corazón acelerado. Y entonces, sentí temor, un temor a que tu estuvieras detenida, corrí, y mientras mis pasos atropellados me acercaban a ti, mi temor se fue convirtiendo en miedo primero y después en un terror inusitado, nuevo, jamás había sentido esto. Mi corazón se agolpaba en mi pecho amenazando salir de él. A lo lejos vi tu casa y entonces apresuré mi carrera hacía ti, entre y te busqué, todo estaba quieto, no había ni un sólo ruido, te busqué por todos lados y no estabas, salí desesperado y entonces te vi, en la calle, buscando, tratando de entender lo inexplicable de lo que pasaba, te grité y corrimos a abrazarnos, las lágrimas corrían por nuestras mejillas y nos fundimos en un abrazo enorme, el sol desapareció y al abrir mis ojos, tu estabas plácidamente dormida en mis brazos, con una sonrisa perfecta y mi corazón aún continúa latiendo aceleradamente...

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