Busco desesperadamente donde aterrizar, la nubosidad está realmente afectando mi visión, esto, considerando que apenas son las seis de la tarde y debería de tener mayor claridad del panorama global. Los marcadores se volvieron locos desde hace poco más de una hora. Según ellos no tengo más combustible, mis cálculos me dan una hora y media de vuelo, suficiente para atravesar el desierto y llegar a alguno de los poblados cercanos a la ciudad. Mi destino del vuelo parece que se está torciendo y sin querer estoy culpando de nuevo a mi mala suerte, pero siempre que lo hago, me recuerda que no debo de creer en la suerte, ésta no existe, no es posible, sólo son las probabilidades de que pase algo. Así es la vida. Debo concentrarme, la avioneta zigzaguea errante y apenas puedo controlarla, sigo intentando buscar un punto focal que me permita tomar la decisión de aterrizar. Las nubes que voy dejando atrás parecen aferrarse a juntarse y seguirme, ahora en forma de tormenta. Debajo sólo veo más nubes y con los marcadores fallando, es imposible saber a que altura estoy, el sol cae más rápidamente de lo que quisiera, hago mis cálculos de nuevo y creo saber donde estoy, si tan sólo pudiera ubicarme un poco más, debo hacer el intento de aterrizar ya.
El ruido seco de las piezas metálicas que se rompen hacen que volteé a la izquierda y observo aterrado como el motor se despedaza y el viento se lleva parte por parte, acompañado de una explosión sorda y crujidos que me erizan la piel. La avioneta se vira y apenas puedo controlar la horizontal. Mis músculos reaccionan pero mi mente no. Tengo miedo, abajo la oscuridad y el frío que siento, a pesar de estar a más de cuarenta grados, es el pánico que me está dominando. Hago una respiración profunda tratando de relajarme y sólo consigo ahogarme con mi propia saliva. Es increíble que me pase esto a mí. Y en esto estoy, cuando me contradigo en el pensamiento y digo ¿Porqué no? ¿Qué tengo de diferente que no me pueda pasar esto? Estas preguntas me alejan de mi objetivo esencial que es controlar el vuelo. Hago un enorme esfuerzo e inicio el decenso, lentamente la confianza regresa a mi. He pasado por peores situaciones, un divorcio, perder a mis padres en ese maldito accidente, enamorarme de nuevo y perderte así, tan simple como irte sin explicaciones. Ahora que lo pienso, no estaría en esto si no te hubieras ido, después de año y medio de amor, de pronto, te fuiste y yo en mi desesperación tomé la peor decisión, trabajar pese a mi inestabilidad emocional. Pero rayos, que estoy pensando, tan sólo porque perdí un motor y estoy decendiendo a una velocidad mayor a la que me permitirá aterrizar sano y salvo. Debo enfocarme para salir de esta.
Casi puedo escuchar el viento afuera, aunque esto es imposible por el ruido del motor que aun funciona, me acerco cada vez más a un aterrizaje forzoso. Me recuerda la academia, nunca pude lograr en el simulador salir bien librado de las pruebas de aterrizajes, siempre era un desastre, si pase fue por la simpatía que le provocaba a mis maestros. Ahora me lamento de eso y de haberte amado. Pongo música de Iron Maiden y la escena me parece absurda pero a la vez, me provoca risa, creo que sé como terminará todo o como quiero que termine, pudiera ser la solución a todo, en especial, una solución a perderte. No creo poder continuar sin ti. Me siento liberado y a la vez, debo decirlo, patético.
Suelto el timón y toco tierra. Cierro mis ojos y escucho... Be quick, or be dead! Be quick or be dead... See... what's ruling all our lives... See... who pulling the strings...
El avión no soporta el golpe con la arena y empieza a fragmentarse, a lo lejos siento liberarme, las guitarras eléctricas se escuchan y se distorcionan, es una sensación sublime. Me abandono y siento como mi cuerpo se estira y un ángel me toma de las manos y me lleva a una lugar lleno de luz, donde simplemente me abandono y soy feliz.
Es un instante y es perfecto, Abro lentamente los ojos y la luz me lastima, cierro los ojos y el dolor se agudiza en mis párpados, en mi cara, siento mis brazos, mi torax, mis piernas, hasta los dedos de los pies me duelen, escucho una voz ajena que grita algo y entonces me rodean, quiero abrir los ojos y el dolor es intenso, cada vez más. Tengo que saber que pasa y pese al dolor empiezo a ver a mi alrededor, primero la visión es borrosa, pero rápidamente me adapto a la luz y empiezo a recordar el accidente y a reconocer el lugar, si, no hay duda, no estoy muerto, para mi desgracia continuo vivo y en un hospital, no hay un músculo o hueso que no esté lastimado, el avión se hizo polvo y es un milagro, así es considerado que esté vivo, aunque por dentro, me haya muerto cuando te fuiste.