lunes, noviembre 15, 2010

Futuro

15 de noviembre de 2025. Escribo esto desde mi escondite. No sé cuanto tiempo más pueda soportar la inmovilidad. Mis piernas están inflamándose, no puedo moverme. El agua que tengo está a punto de agotarse y mi entusiasmo se extingue tan rápido como mis ilusiones. Llevó dos días completos en este agujero. De pronto el recuerdo de la captura de mis compañeros me llena de rabia. Debo calmarme ya que dejarme llevar por la ira no me hará continuar esta lucha. Los escucho cerca, están desesperados por capturarme, sé que no soy el único que se negó a continuar la farsa, son muchos los capturados, pero también debemos ser muchos los que seguimos resistiéndonos a la subordinación de este gobierno que nos tiene en este submundo de miseria y violencia.

Todo empezó a descomponerse desde hace ya trece años, cuando el gobierno fue incapaz de controlar los enormes problemas de pobreza y marginación. Los grupos subversivos surgieron con una precisión cronométrica, siendo cada uno independiente, fue el fatídico primero de diciembre, coincidiendo en la toma de protesta del nuevo presidente de la República con su inmediato asesinato casi al entrar a la residencia de Los Pinos. El país colapso, y no tanto por la muerte del presidente, sino, por la militarización que inició en todo el país. Muertes de civiles por todos los rincones de todos los estados, precipitó el involucramiento de los civiles contra un régimen autoritario en mano de militares. En menos de una semana todas las familias del país tenían a un familiar desaparecido, herido o muerto. Eso causo la indignación de todos. Los medios intentaron calmar los ánimos y empezaron a caer la gente de la prensa, hasta que se tomaron los medios y solo se transmitían las noticias militares. Los países aliados, vieron como buena la toma del gobierno por la milicia y apoyaron al General Carlos Demetrio Ochoa en su toma del poder. El pueblo no podía creer que pasáramos de una democracia a un país militarizado, donde el miedo se apoderó de la gran mayoría, sin embargo, no pocos nos indignamos tanto que no dudamos en salir a defender nuestro país de este golpe de estado.

Ya han sido muchos los logros obtenidos en estos años, estamos a punto de lograr salir de esta guerra que nos tiene en un caos que parece no terminar. Pero el plan es perfecto, la infiltración está hecha. Veo mi reloj y ya es la hora. Cierro mis ojos y escucho la explosión, la tierra tiembla. Está hecho. En unos días un nuevo país resurgirá. La reconstrucción no será fácil, pero será optimista y esperanzadora. Se necesitará de todos y las pérdidas y las heridas deberán quedar atrás. Esa es nuestra peculiaridad.

Cierro mis ojos y las imágenes se borran. El ejercicio de visión futura ha sido demasiado real. Como un viaje en el tiempo. Mis músculos están relajados en extremo, no puedo moverme, mi maestra me sonríe y me pide calma y me habla con una tranquilidad contagiosa. Es 2010 todavía, no hay guerra civil ni militarización, ni nada nuevo ha ocurrido. Tan sólo dentro de mí, donde algo ha cambiado. Mi forma de ver la importancia de lo que tenemos y lo que queremos para nosotros. No quiero un México violento ni sumido en la miseria. Quiero un país enorme, justo, mágico, el que conozco se está desmoronando y no hacemos nada, porque siempre creemos que lo que hagamos se perderá en la demasía de la mediocridad. Ahora estoy convencido que ningún esfuerzo es minúsculo, que todo lo que hagamos en bien de nosotros y nuestro entorno, de alguna extraña forma se siente en todo el país. Somos un enorme cuerpo unido por delgadas líneas que comunican todo. Juntemos todos esos pequeños grandes esfuerzos individuales y hagamos brillar a esta gran nación. Es posible, créelo.

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