martes, enero 03, 2012
Historia de dos
Les contaré la historia de una pareja de amigos míos que se conocieron apenas hace poco menos de dos años. Él, básicamente me basta decir que a sus 38 años la vida lo había llenado de bastantes experiencias no digamos buenas, es mejor decir que le había forjado un carácter bastante inusual. Más bien sarcástico en su trato hacia los demás, adicto al trabajo y en general el hombre promedio para su edad. Divorciado con una hija que, hay que decirlo, fue donde descargó todo el cariño que no pudo en su pareja. Ella, recién divorciada, no así separada, ya que hacía de eso poco más de un año. Queriendo empezar de nuevo, sin mucho afán de encontrar el rumbo, con una pequeña hija que es su adoración y un trabajo monótono, pero que le daba lo que en ese momento necesitaba de estabilidad.
La vida le tenía deparada una sorpresa a ambos al hacer que coincidieran, eso carece de importancia en este momento de la historia, lo que si importa es saber que se conocieron y desde el primer momento empezaron a descubrir la enorme afinidad de alguien que los entendía y no nada más eso, compartían el mismo sentimiento hacia la vida. Los días empezaron a pasar y cada vez era más la insistencia por estar juntos. Claro, al principio nadie sabía de ese naciente cariño, quien lo iba a creer, después de conocer lo que ambos pensaban en ese momento del amor, nadie les creería, quizás ni ellos mismos pensaban que estaban enredándose en el enamoramiento primero.
Recomponer el rumbo. Bien pudiera ser el título de la continuación de la historia, ya que eso fue lo que sin querer empezaron a hacer. Todos empezamos a ver el cambio radical que se suscitó en ambos. El cine fue su primer pretexto para coincidir, hasta el momento han sido decenas de películas que los ha tenido tomados de la mano y aun comparten ese momento de magia cinematográfico, quizás ellos mismos sean parte de un guión, pudiera serlo sin problema.
Los meses pasaron y fue inevitable el aceptar que los sentimientos estaban ahí, en los dos. No fue fácil aceptarlo, como tampoco lo fue el decidir que hacer con ellos. La búsqueda no era el compromiso, en ninguno de los dos, pero era imposible dar marcha atrás. Así que pasó lo inevitable, llegaron a la conclusión obvia para todos, menos para ellos, debían intentar algo juntos, de manera más seria. La familia empezó a enterarse por su boca, aunque ya estaban enterados por las acciones, como siempre, era imposible esconder el amor.
Después del primer año juntos, la alegría de cada día parecía no poder ser más grande, pero curiosamente día a día se cultivó y fue floreciendo en algo cada vez más grande y bello. Era increíble que las discusiones de la pareja fueran ausentes, porque no había tiempo para eso, sólo para soñar despiertos y disfrutar de estar juntos. El cambio generado por el amor en ambos era más que evidente y palpable, eran como un ejemplo de lo que se puede lograr estando enamorado. Empezaron a compartir proyectos, sueños e ilusiones. La interacción familiar iba avanzando. Los pequeños problemas de incompatibilidad entre las hijas y ellos, se solventaban con más amor, con cariño, con comunicación. No era perfecto, pero perfectamente no podía ser de otra manera.
Los retos que han tenido que pasar han sido muy leves, o así les ha parecido a ellos, saben porque, simplemente porque no actúan como uno, ellos lo hacen juntos y eso hace que cualquier carga parezca ligera. Ellos son para mi el ejemplo de que todo lo que pasa es lo mejor que puede pasar, porque después de los problemas, si se está juntos, todo está bien.
El día de hoy, a casi dos años de que empezó su historia, ellos no saben lo que yo sé. En realidad lo mejor de su vida, apenas va a comenzar. Eso lo sé y es un secreto, por favor, no se los digas. La vida les tiene preparada una enorme y maravillosa sorpresa que supera por mucho lo que han vivido juntos.
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